domingo, 18 de enero de 2009

La sal que se emplea contra la nieve daña a los árboles y corroe las carrocerías

En contacto con la nieve, la sal común, hace que el punto de congelación descienda y que progresivamente aquélla se derrita. Esta medida facilita el trabajo de operarios y máquinas quitanieves, y hace más transitables las carreteras y calles del país.
Sin embargo, la sal que se esparce estos días por las ciudades españolas, causa un impacto negativo en el medio ambiente.
En algunas ciudades europeas y estadounidenses, los gobiernos municipales han prohibido el empleo de sal para combatir la nieve y el hielo en las vias públicas, tanto en las carreteras como en las aceras. El motivo: el impacto negativo para el medio ambiente y los daños ecológicos provocados, principalmente sobre el agua potable del subsuelo, y sobre plantas, árboles y resto de la flora.
También se han detectado consecuencias negativas sobre la salud de animales y personas, provocados por los restos de sal cuando las calles se secan. Además, está comprobado, que el uso masivo y descontrolado de miles de toneladas de sal, acelera la corrosión de los vehículos, así como del pavimento de las carreteras y otras construcciones civiles de hierro como puentes o túneles, debido a la composición química de la sal (cloruro sódico), y por lo tanto, a su propia naturaleza.
La reparación de los daños suele generar una factura considerable. En ciudades como Berlín, los ciudadanos tienen que quitar la nieve con palas, ya que espacir sal está prohibido. Lo mismo ocurre en Seattle, donde el ayuntamiento ha rechazado el uso de la sal para combatir la nieve de las fuertes nevadas que se producen en la ciudad estadounidense. El objetivo no es sólo la protección medioambiental, sino también, evitar tener que asumir altos costes en reparación de infraestructuras, vehículos (municipales y privados) y replantación de árboles. Ésta es una de las razones por las que cada vez más ciudades europeas rehúsan el empleo de sal y utilizan otros sustitutos. Se calcula que el empleo de sal es el responsable de la muerte del 90% de los árboles de las ciudades en las que habitualmente nieva.
Algunas alternativas sostenibles que ya se están empleando son arena, ceniza o gravilla, que frente a la sal, son más biodegradables, menos costosas y tienen una eficacia similar.

Fuentes: EL MUNDO, El Pais, Informativo.net, The Seattle Times